Roldán, sobrino de Carlomagno, dirige la retaguardia de las tropas francesas en el paso de Roncesvalles, pero, traicionados por el noble francés Ganelón, son atacados y aniquilados por las tropas del rey musulmán Marsilio. Ya agonizante, Roldán toca el cuerno para avisa a Carlomagno que, al llegar y encontrar muertos a Roldán y a su compañía, pide a Dios que pare el sol. De esa manera consigue alcanzar al ejército sarraceno y derrotarlo, vengando así a la muerte de Roldán. Posteriormente, el traidor Ganelón es juzgado y ajusticiado. En esta escena del cuadro se narra la muerte de Roldán
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